4. CUIDADOS POST MORTEM
Los cuidados postmortem son aquellas acciones que se proporcionan al cuerpo del paciente una vez que se ha producido el fallecimiento y suponen una continuación de los cuidados que se le dieron en vida. Deben basarse en el respeto hacia el cadáver y hacia los familiares del fallecido.
El momento en el se produce la pérdida de un ser querido es especialmente doloroso para sus familiares y el auxiliar debe intentar mantener al fallecido con el mejor aspecto posible para no generar mayor ansiedad en sus seres queridos.
Los profesionales sanitarios deben proporcionar la mejor ayuda a los familiares del fallecido adoptando una actitud contenida de escucha y afecto.
Los objetivos de nuestra actuación deben ser:
- Tratar el cuerpo con actitud de respeto.
- Reducir la ansiedad de la familia.
- Escuchar los deseos expresados por el paciente y la familia.
- Respetar las manifestaciones de duelo.
- Favorecer la expresión de sentimientos de la familia.
Tras la muerte hay que permitir a la familia que permanezca con el fallecido el tiempo necesario y se le debe informar sobre todos los trámites y normas con respecto al fallecido.
Una vez que el médico ha certificado la muerte, la auxiliar anotará en el libro de incidencias los siguientes datos:
- El nombre del médico que ha declarado la muerte.
- El nombre del paciente.
- La habitación y la cama que ocupaba.
- La hora y fecha en que se produjo el fallecimiento.
Una vez cumplidos estos requisitos administrativos, procederá a prestar los cuidados postmortem al fallecido.
Es fundamental que se intente que el fallecido presente un aspecto lo más natural y limpio posible cuando sus familiares lo vean.
Consideraciones generales sobre ia preparación deI cadáver.
- En primer lugar, debemos mostrarnos respetuosos en todo momento con respecto a la dignidad del fallecido, llevando a cabo un manejo cuidadoso del cadáver y proporcionándole intimidad y privacidad. Así, en caso de que la defunción se haya producido en una habitación donde se encuentran otros pacientes, es aconsejable aislar al fallecido. Esto podremos hacerlo sacándolo de la habitación y trasladándolo a otro lugar; o bien, separándolo del resto de los enfermos por medio de la colocación de biombos o cortina de separación entre los pacientes alrededor de la cama y cerrando la puerta de la habitación.
- También se debe dar información sobre el hecho de la defunción a los compañeros de habitación ya que, en cierta forma, se sienten partícipes de esta experiencia, bien por el trato que hayan podido tener con el fallecido o bien por la cercanía del evento que se está produciendo.
- Una vez que se vaya a iniciar la preparación del cadáver, si el fallecido se encuentra rodeado de sus familiares, se les explicará a éstos que se va a proceder a realizar el amortajamiento del cadáver y se les pedirá con mucha delicadeza que se retiren. Debemos tener en cuenta que no siempre será tarea fácil convencerles de que abandonen la estancia.
La preparación del cadáver por parte del personal auxiliar y de enfermería sólo se podrá llevar a cabo una vez que el médico haya certificado la defunción.
El amortajamiento del cadáver se realizará siguiendo un procedimiento establecido y utilizando los materiales para tal fin indicados.
- Sudario y sábanas.
- Equipo para lavar el cuerpo del fallecido.
- Lencería limpia (camisón o pijama).
- Pañales absorbentes.
- Bata, guantes y mascarilla.
- Algodón.
- Vendas.
- Gasas.
- Esparadrapo.
- Pinzas.
- Etiquetas de identificación.
- Bolsa para depositar los objetos personales del paciente.
- El personal de enfermería debe realizar el procedimiento de la forma más aséptica posible; para ello, se utilizarán bata, guantes y mascarilla como medidas protectoras de barrera, si es preciso sobre todos en pacientes con enfermedad infectocontagiosa o en aislamiento por ello.
- Se procederá a la retirada y desconexión de todos los dispositivos que tuviera conectados el paciente. Esto supone una manipulación del cadáver que debe hacerse con suma delicadeza, ya que la piel habrá perdido elasticidad y cualquier manejo brusco dejará marcas en la misma.
En algunos casos, dependiendo de las normas de funcionamiento de cada centro o de si se va a realizar autopsia, las sondas y catéteres se cortan y se dejan fijados al cuerpo, pues pueden ser pruebas médicas y legales importantes.
- A continuación, se llevará a cabo la colocación adecuada del cuerpo siguiendo una correcta alineación corporal:
– La cama se pondrá en posición horizontal, bajando la cabecera y los pies en el caso de que se encontrasen incorporados.
– El cuerpo se colocará en posición de decúbito supino con los brazos extendidos a lo largo del cuerpo y las palmas hacia abajo. También se pueden cruzar las manos del fallecido sobre el abdomen; en este caso, no se debe colocar una mano encima de la otra ya que la de debajo decolorará.
– La cabeza y los hombros se elevarán ligeramente con la ayuda de una almohada para evitar que la sangre se acumule en la cara y produzca decoloración.
– Para que el fallecido conserve un aspecto natural en la cara, es conveniente cerrarle los párpados. Esto se conseguirá ejerciendo una leve presión sobre los mismos con los dedos o colocando unas bolitas de algodón mojado sobre cada uno durante unos minutos.
– También se debe mantener la mandíbula cerrada, para lo cual se enrollará una venda alrededor de la cabeza o se colocará una toalla liada debajo de la mandíbula. En caso de que el fallecido llevara dentadura postiza, es conveniente colocársela para conseguir el anteriormente nombrado aspecto natural.
- Después, se procederá a la realización de una correcta higiene del cuerpo.
- Utilizando una pinza, se taponarán con gasas o algodón todos los orificios naturales. Se lavarán aquellas zonas que presenten suciedad o que estén manchadas con residuos naturales (heces, orina o sangre) para evitar el mal olor y, si el paciente presentaba heridas, se retirarán los apósitos sucios y se colocarán unos nuevos.
- Una vez realizada la limpieza del cadáver, se le colocará un pañal absorbente, ya que al producirse la muerte tiene lugar la relajación de esfínteres y es posible que se produzca la salida de orina y/o de heces. Se le pondrá un camisón o pijama limpios y se le cepillará y peinará el pelo. También se cambiarán las sábanas de la cama. Todo esto se hace con la intención de que, cuando la familia vea al fallecido, presente un aspecto lo más natural y limpio posible.
- A continuación, se retirarán los objetos personales del difunto, se identificarán y enumerarán todos los adornos personales para evitar pérdida alguna y se tomará nota de los mismos en la hoja de registro de enfermería. En algunos casos, los familiares piden que no se retiren uno o varios objetos del fallecido. Procuraremos atender a esta petición, pero habremos de fijar los mismos con esparadrapo o atándolos con gasas.
- Los objetos personales del difunto se entregarán a la administración del hospital y nunca a los familiares.
- Una vez completada correctamente la higiene, se procederá a la identificación del fallecido. A ser posible, se colocarán dos etiquetas identificativas en diferentes partes del cuerpo; por ejemplo, en la muñeca y en el tobillo. La utilización de más de una pulsera identificativa se hace en previsión de que alguna de ellas pudiera desprenderse.
- En este momento, la familia podrá ver el cadáver si lo desea, antes de la colocación del sudario. En un primer momento puede ser necesario permanecer en la habitación junto con los familiares, ya que la presencia del personal de enfermería puede transmitir seguridad; pero también es importante darse cuenta cuándo esta necesidad ha pasado y permitir a la familia unos momentos de intimidad con el fallecido.
- Una vez que la familia se haya retirado se pasará a la colocación del sudario. Para ello, se situará al fallecido encima de una sábana grande, centrándolo, y se le envolverá de forma que quede totalmente cubierto. Para fijar el sudario se usará esparadrapo y se colocará otra etiqueta identificativa prendida a éste en un lugar visible.
- Por último, se procederá al traslado del cuerpo fuera de la unidad. Se pasará el cadáver de la cama a la camilla con mucho cuidado para no hacer movimientos bruscos que puedan dañar los tejidos, se le cubrirá con una sábana y el celador realizará el traslado de la forma más discreta posible. Previamente, se habrá informado al depósito de cadáveres para que estén listos para su recogida.
La muerte de un individuo, aunque sea anunciada, como es el caso de los pacientes terminales, genera en los familiares situaciones de ansiedad y estrés que exigen que sean tratados con el máximo cuidado y respeto. En este sentido, jugará un papel fundamental el
Es importante respetar al máximo al difunto y a su familia, tanto en lo referido al trato personal y profesional como en los aspectos relativos a sus creencias religiosas.
Al hablar con los familiares debemos intentar consolarlos con palabras adecuadas y con gran sutileza, intentando obviar los comentarios desagradables referidos a la enfermedad y momentos finales de la vida del paciente para no incrementar aún más su dolor.
La muerte de una persona conlleva siempre una serie de implicaciones legales. Algunas de ellas son las relativas a los siguientes aspectos: identificación del fallecido, certificado de defunción, donación de órganos y autopsia.
El difunto debe estar en todo momento identificado. De no ser así, podríamos dar lugar a problemas legales, además de a graves daños emocionales para sus familiares.
Para mantener el cadáver identificado utilizaremos una etiqueta que colocaremos en su muñeca y que contendrá los siguientes datos:
- Nombre completo del paciente.
- Número de planta y habitación en la que se produjo la defunción.
- Hora y fecha en que se produjo el fallecimiento.
Además de ésta, se suelen añadir otras dos etiquetas identificativas:
- Una, unida al dedo gordo del pie o al tobillo.
- Otra que se recomienda colocar siempre, situada en la mortaja; es decir, por fuera del sudario alrededor de los tobillos.
(Los lugares de colocación de cada etiqueta puede variar según el centro).
Hay que tener en cuenta que las etiquetas que van unidas al cuerpo se sujetan con un hilo, gomilla o similar, por lo que es posible que se produzca un deterioro de la piel en la zona en que las coloquemos, pudiendo ésta incluso rasgarse. Por ello, intentaremos siempre ponerlas en una zona no visible para que el paciente presente un aspecto tan natural como sea posible.
El certificado de defunción es un documento legal que se rellena cada vez que se produce un fallecimiento y que tiene que estar firmado por el médico que ha dictaminado la muerte. Normalmente, se archiva una copia en el organismo gubernamental correspondiente y otra se entrega a la familia para la resolución de trámites legales.
La donación, en términos médicos, es el hecho de ceder voluntariamente sangre, órganos, etc. a personas que los necesiten.
La donación de órganos sólo es posible cuando el fallecido ha dejado testimonio escrito de su deseo de ser donante. En las situaciones en las que este caso se da, debe observarse la máxima prontitud en la extracción de los órganos a donar para evitar que éstos empiecen a deteriorarse. No todos los fallecidos pueden donar sus órganos aunque hayan manifestado su deseo de hacerlo según los requisitos legales establecidos. Así, sólo podrán ser donantes aquellos que se encuentren en uno de los siguientes grupos:
- Pacientes que han ingresado cadáver en el hospital y a los que no se les ha practicado la reanimación cardiopulmonar (RCP): estos pacientes han sido llevados al hospital en vez de al depósito de cadáveres por ser donantes de órganos.
- Pacientes que han sufrido una parada cardiorrespiratoria y en los que las maniobras de resucitación no han tenido éxito.
- Pacientes con parada cardiorrespiratoria controlada debido a que, aunque conservan actividad cerebral, presentan lesiones neurológicas irreversibles y se les retiran los aparatos de soporte vital.
- Parada cardiorrespiratoria durante el diagnóstico de muerte cerebral, que es aquélla en la que el encefalograma del paciente es plano; es decir, no tiene actividad cerebral.
Si la muerte del donante se produce en circunstancias diferentes a las expuestas arriba, éste no podrá ser considerado apto para la donación y sus órganos no podrán ser utilizados.
La autopsia es el examen del cuerpo después de la muerte y sirve para determinar las causas de la misma. Se distinguen dos tipos de autopsia:
- Parcial: sólo se analizan los órganos relacionados con las causas de la muerte.
- Total: el análisis se realiza de todos los órganos del individuo.
La autopsia puede ser solicitada por el hospital o por los familiares del fallecido en caso de que unos u otros consideren que las causas que provocaron la muerte no están claras. En el primer caso, se debe obtener el consentimiento de los familiares. En el segundo, los familiares deben asumir los costes de la autopsia.
No obstante, la autopsia también puede ser realizada por orden judicial, aunque la familia no dé su consentimiento. Este caso tendrá lugar en el supuesto de muerte violenta o sospechosa o cuando haya posibilidad de que haya sido producida por una enfermedad peligrosa para el resto de la población. También suele darse si el individuo muere sin recibir atención médica, con el fin de averiguar las causas de la muerte.
En cualquier caso, en ninguna de las situaciones anteriormente explicadas el hospital podrá guardar o retener alguno de los órganos del difunto.