Alimentación complementaria
Es la alimentación, diferente a la leche, que se le administra al lactante para cubrir sus necesidades; no se emplea antes de los cuatro meses, aunque algunos pediatras sólo la indican a partir de los seis meses.
Se introduce de forma progresiva y no debe exceder del 20 % entre el 6º y el 9º mes, llegando al 40% entre el 9º y 12º mes.
Está compuesta fundamentalmente por: cereales, frutas, verduras y carne.
Observando las siguientes indicaciones básicas:
Compuestos de harina sin gluten, a partir del sexto mes.
Huevo (yema), a partir del séptimo u octavo mes.
Carnes (pollo, ternera, …) y pescados blancos, a partir del año.
Huevos. A partir de los 16 meses pueden darse completos. No más de 2/semana.
Purés de verdura desde los 6 meses y a partir de los 18-24 meses, se les puede dar purés de legumbres.
Frutas naturales desde los cuatro/seis meses, integrando los cítricos progresivamente a partir del año.
A veces, en caso de enfermedad, es necesario modificar el modelo normal de alimentación, según la situación y las patologías de cada paciente.
En estos casos se decide cuál es el tratamiento dietético adecuado teniendo en cuenta los siguientes principios generales:
La dieta debe suministrar todos los nutrientes esenciales en la cantidad que permita la dolencia. El régimen terapéutico debe tomar como referencia la dieta normal y seguirlo en la medida de lo posible.
La dieta debe ser flexible, teniendo en cuenta los hábitos dietéticos y preferencias gustativas del paciente, su situación económica, etc.
Debe adaptarse a los hábitos del paciente en lo relativo a trabajo y ejercicio.
Los alimentos que se incluyan en su dieta deben sentarle bien al paciente.
Deben predominar los alimentos naturales.
Hay que dar una explicación sencilla y clara sobre la finalidad de la dieta al paciente y/o a sus familiares.
La alimentación oral es el método de elección, siempre que sea posible.
Cualquier dieta especial debe estar suficientemente justificada.
La dieta se adapta primero a la enfermedad que padece el paciente, y, luego a cada enfermo en particular.
Teniendo en cuenta sus características, distinguimos los siguientes tipos de dietas:
No se le suministra alimento alguno al paciente. Nada de ningún tipo de alimento, ya sea sólido o líquido, ni tan siquiera agua.
Está indicada para personas que van a ser operadas y en el post-operatorio inmediato.
Una dieta absoluta suele mantenerse entre 24-48 h y se le coloca al enfermo una perfusión de suero que le permita reponer los líquidos.
Según su consistencia:
Consiste en la ingestión de líquidos exclusivamente. Se prepara a base de agua pura, agua de arroz, agua albuminoidea, té, zumos y/o caldos.
Es muy importante medir y anotar la cantidad de líquidos que bebe. Está indicada en cuadros diarreicos y después de una dieta absoluta, para probar la tolerancia a los alimentos en los pacientes post-operados, se empieza administrando una dieta líquida.
Se empieza a administrar poco a poco. Si hay tolerancia y no vomita, se puede llegar a administrar el equivalente de las pérdidas (entre 2-2,5 lt./día). Si no se tolera hay que seguir con la perfusión endovenosa y continuar probando la tolerancia cada varias horas.
Se elabora con alimentos de fácil digestión y con muy poca o sin grasas. Se prepara a base de caldos, zumos, purés, flanes, pescado hervido, etc. Después de probar la tolerancia a dieta líquida el paso siguiente es administrarle la dieta blanda.
Es una variedad de la dieta blanda que consiste en administrar alimentos semisólidos para que actúen como dieta de transición hasta alcanzar la dieta normal o basal.
Según las cantidades de calorías que presentan:
Es una dieta baja en calorías. Hay que restringir los CH, las grasas y el alcohol.
Dependiendo de la severidad de la dieta, suelen oscilar entre las 800 y las 2000 calorías en adultos. Está indicada en los casos de obesidad fundamentalmente.
Es una dieta rica en calorías. Hay que aumentar los CH y las grasas.
Según los alimentos permitidos o prohibidos:
Presenta un porcentaje elevado de proteínas, con respecto a una dieta normal. Suele contener más de 2 g de proteínas por kg/peso y día. Está indicada para pacientes ancianos y para la atención de grandes desnutriciones.
Es una dieta muy escasa en proteínas. Están prohibidos todos los alimentos ricos en proteínas (carnes, pescados, huevos, mariscos, quesos, etc.). Se administra a pacientes con enfermedades renales y hepáticas.
Es una dieta escasa en cloruro sódico, se trata de disminuir o suprimir la sal común de la comida. Una dieta sin sales es casi imposible, dado que la alimentación normal contiene 3 g de sales aproximadamente, sin añadirle sal común. La sal retiene agua en el organismo, de ahí, que esta dieta esté indicada en algunas patologías como: hipertensión arterial, enfermedad cardiaca con descompensación y aparición de edemas por retención de líquidos, Insuficiencia renal, …
Se deben evitar los alimentos ricos en grasas, indicada para casos de: arteriosclerosis, obesidad y algunas formas de hiperlipoproteinemias.
Para realizar esta dieta hay que evitar los alimentos ricos en leche, cacao, chocolate, nueces, vísceras animales, etc. Se indica a los pacientes que tienen tendencia a hacer cálculos de vías urinarias.
Es una dieta baja en azúcares y sus derivados, en ella también se restringen los hidratos de carbono. Se indica para disminuir los límites de glucemia en determinados pacientes.
Se indica para personas con estreñimiento. Los alimentos deben ser ricos en fibra. Se recomienda la ingesta de líquidos abundantes y las frutas, verduras, pan integral, galletas integrales y en general productos que contienen salvado.
Esta dieta se caracteriza por ser pobre en residuos. Deben evitarse alimentos como el pan y los cereales con salvado, así como, las verduras, las frutas, los fritos, la leche y sus derivados.
Se prescribe para pacientes con trastornos gastrointestinales que cursan con diarreas, a los que se les recomienda beber abundantes líquidos: agua y sales minerales, como la limonada alcalina, té con limón, agua de arroz, etc.
Según la patología que presenta el paciente:
En estas dietas, dada la especial peculiaridad de las especificaciones en relación a las patologías personalizadas de cada paciente, la función de la Auxiliar es tener conocimiento, a través del protocolo correspondiente, de dichas características individualizadas en razón de la aplicación del tratamiento en la atención directa y concreta a cada enfermo.
Sin extendernos en ellas, nombraremos algunas de estas dietas según la patología del enfermo:
Dieta para enfermos cardiovasculares:
Dieta para pacientes con ateroesclerosis.
Dieta para pacientes con enfermedad coronaria.
Dieta para pacientes con infarto de miocardio.
Dieta para pacientes con insuficiencia cardiaca congestiva.
Dieta para pacientes con hipertensión arterial.
Dietas de las enfermedades gastrointestinales:
Dieta de los pacientes con úlcera péptica.
Dieta para los pacientes con síndrome del colon irritable.
Dieta en pacientes con estreñimiento.
Dieta de los pacientes con colitis ulcerosa crónica.
La alimentación consiste en la administración de nutrientes por la vía oral. En algunos casos las personas no pueden ingerir ningún tipo de alimento por la cavidad bucal (pueden tener una afectación a nivel bucal o esofágico). Cuando esto sucede se recurre a otras vías para conseguir la nutrición del paciente.
Vías de alimentación enteral: Concepto y técnicas de apoyo.
En la nutrición enteral se utilizan unos instrumentos (sonda, catéteres…) para hacer llegar el alimento al sistema gastrointestinal.
Administración por vía oral
Colóquele la servilleta debajo del mentón para evitar que manche el pijama y/o la ropa de la cama.
Siéntese a su lado, evite las prisas y transmítale la impresión de que le dedicará el tiempo necesario.
Si va a darle sopa u otros líquidos, asegúrese de que mantenga la temperatura adecuada. Coloque su mano debajo de la almohada y levante ligeramente la cabeza del enfermo.
Con la otra mano sostenga el vaso y deje que el paciente lo acerque a su boca para beber. Si no puede hacerlo, ayúdele.
Si está inmovilizado y no se puede incorporar aunque sea ligeramente, utilice pipote para dárselo.
Si el paciente se halla semiinconsciente hay que tener mucho cuidado al darle los líquidos, por el riesgo de aspiración. Es mejor utilizar otra vía de alimentación, pero si se administra por boca hay que hacerlo muy despacio.
Si le va a dar alimentos sólidos, hágalo en pequeñas cantidades, tanto si los administra con cuchara como con tenedor. Pregúntele por qué orden quiere tomar los alimentos de la bandeja.
Si le pide agua entre cucharada y cucharada, séquele la boca y désela después de la forma ya indicada.
Anote el tipo de dieta que le dio y la cantidad que ha comido.
Vuelva a colocar al paciente en la posición inicial una vez que haya terminado.
En la alimentación de niños, debemos observar las siguientes consideraciones:
Lávese las manos con agua y jabón.
Colóquele el babero para evitar que se manche.
Siéntelo sobre sus rodillas de forma que su espalda quede apoyada.
Use una cuchara pequeña. El tamaño de los cubiertos en general debe estar adaptado a los pequeños. Evite los cubiertos de adultos, si es posible.
Si el niño es mayor y puede sentarse, siéntelo en la silla orientado a la mesa.
Ayúdele a partir los alimentos y si es necesario debe darle la comida.
Alimentación a través de gastrostomía
Se define gastrostomía como el procedimiento a través del cual se abre, mediante intervención quirúrgica o endoscopia percutánea, una comunicación entre el estómago y el exterior a través de un tubo denominado tubo o catéter de gastrostomía.
Las gastrostomías se utilizan para alimentar a la persona incapaz de deglutir en un amplio periodo de tiempo.
Una vez colocado el tubo, este se fija a un aspirador, o bien a una bomba de infusión continua que servirá para ir administrando la alimentación. El alimento ha de ser líquido (papilla), debe calentarse a temperatura ambiente y si es muy espeso se diluye con agua.
Técnica de alimentación por gastrostomía
Para alimentar a un paciente que tiene insertado un tubo de gastrostomía se realizan los siguientes pasos:
- Calentar el alimento a temperatura ambiente.
- Diluir el alimento triturado hasta que esté líquido.
- Colocar al paciente en posición de Fowler para evitar regurgitaciones.
- Despinzar el catéter de gastrostomía y aspirar el contenido gástrico.
- Utilizar una jeringa de alimentación.
- Introducir agua antes de la toma para limpiar el tubo (30-50 mi).
- Introducir el alimento lentamente (10-15 minutos).
- Volver a limpiar el tubo con agua cuando se ha acabado el alimento.
- Pinzar de nuevo el tubo de gastrostomía.
- Anotar el procedimiento.
Con el fin de prevenir posibles complicaciones de las gastrostomías, como con secuencia de la salida de contenido gástrico del tubo, es necesario tener presentes algunas precauciones:
En la limpieza e higiene de la piel, alrededor del tubo, deben evitarse compuestos químicos que contengan alcohol o benzoína, ya que irritan y afectan a la piel cuando se hace un uso reiterativo.
En la limpieza y secado de la piel circundante debe evitarse el frotado, ya que agrava la irritación.
El secado de la misma debe ser cuidadoso y estricto.
La piel se debe inspeccionar diariamente en busca de signos de inflamación, infección, etc.
La alimentación parenteral es la administración directa de los nutrientes dentro del árbol vascular. Se realiza mediante un catéter introducido en una vena. Se utiliza en pacientes en los que no es posible realizar la nutrición oral por la razón que sea y en aquellos casos en los que no puede llevarse a cabo la nutrición enteral, por ejemplo cuando está alterada la capacidad de absorción del intestino delgado.
La alimentación oral, nutrición enteral y parenteral no tienen que ser necesariamente excluyentes en un paciente determinado, en ocasiones se combinan.
La solución nutritiva se prepara en el servicio de farmacia hospitalaria utilizando una técnica estéril y con normas de elaboración muy definidas. Los nutrientes se mezclan en bolsas contenedoras que tienen un respiradero con filtro para bcterias. Las bolsas llevan incorporada la línea de administración.
Las bolsas deben manipularse con mucho cuidado. Hemos de utilizar guantes estériles y prestar especial atención para mantener la asepsia de la zona de conexión de la línea de administración con el catéter. Muchas de estas bolsas serán enviadas por la farmacia hospitalaria con una funda protectora opaca. Esto es así porque algunos de sus componentes son fotosensibles (se alteran con la luz). Se conservan en la nevera por un periodo de 24 horas y se administran a temperatura ambiente (sacar de la nevera 30 minutos antes).
Teniendo en cuenta la vía escogida para su administración. Distinguimos dos tipos:
Alimentación parenteral central. Es aquella en la que el catéter se aloja en una vena de grueso calibre. Suele ser una de estas venas: cava superior, subclavia, yugular y axilar. Se escoge este tipo cuando los preparados son muy concentrados.
Alimentación parenteral periférica. En este caso el catéter está alojado en una vena periférica. Suele ser una vena de alguna extremidad. Se escoge este tipo cuando los preparados no son concentrados.
Existen dos métodos de administración:
- Por control de goteo. En este caso se trata de controlar la cantidad de gotas que caen por minuto en la cámara de goteo de la línea de administración. Se puede realizar este control de dos maneras: mediante un roller o regulador de gota, o bien, mediante un aparato llamado controlador de gota que es bastante parecido a la bomba de perfusión.
- Por control de volumen. En este caso la vía de administración pasa por una bomba de perfusión. Los modelos de bomba son muy variables, algunos son parecidos a los utilizados en nutrición enteral, pero otros no. Por ejemplo, cuando se indica nutrición parenteral en recién nacidos como el volumen a administrar no es muy grande, se coloca en una jeringa que se acopla a la bomba. En este caso la bomba empuja el émbolo a un ritmo constante y programado previamente.
Cuidar las condiciones de asepsia del catéter y del equipo de nutrición parenteral y cada vez que atienda al paciente, por cualquier motivo, ser buen observador y comprobar que todo funciona, controlando que los apósitos que cubren la zona de inserción del catéter permanezcan secos y en buen estado, si se mojan o manchan hay que comunicarlo a nuestro superior y colaborar con él en el cambio del mismo.
Se conoce también como alimentación forzada. Consiste en introducir alimentos en el estómago por sonda, haciendo pasar el tubo de la sonda por las fosas nasales, orofaringe, faringe y esófago hasta llegar al estómago.
Se utiliza en pacientes con patologías mentales que se niegan a comer, en pacientes con parálisis faríngeas, en pacientes inconscientes y en pacientes intervenidos de la orofaringe.
La dieta a administrar es líquida y debe estar a la temperatura de 38-40°C.
Se necesita el siguiente instrumental:
Jeringa de alimentación en nutrición enteral, aséptica.
Jeringa de émbolo.
Alimento preparado según la fórmula prescrita por el médico. Normalmente, se usan preparados comerciales porque se conocen con antelación todos sus componentes, se garantiza una mayor asepsia y buscan una nutrición completa, aunque también se pueden utilizar los preparados artesanales.
Un vaso de agua caliente.
Técnica de administración:
Lávese las manos con agua y jabón.
Eleve la parte superior de la cama del enfermo, si éste puede movilizarse, para colocarlo en la posición de Fowler.
Eleve la cabeza del paciente inconsciente si está permitido y coloque una toalla debajo de su mentón. Si no es posible debe colocarlo de lado (decúbito lateral) y forrar su espalda con una almohada.
Aspire (traccione el émbolo) con una jeringa para extraer el líquido del tubo de la sonda.
Conecte la jeringa Asepto a la sonda gástrica.
Vierta 30 cc aproximadamente de agua caliente en la jeringa Asepto, para limpiar la sonda.
Vierta el alimento en la jeringa Asepto, facilitando que el alimento líquido llegue al estómago por la acción de la gravedad, y regule la velocidad del flujo levantando o descendiendo la jeringa.
Cuide que no entre aire. Para ello debe evitar la falta de alimento en la jeringa.
Vierta alimento en la jeringa hasta administrar la cantidad indicada.
Cuando haya terminado limpie el tubo con unos 30-60 cc de agua y a continuación coloque una pinza sobre la sonda para quitar la jeringa, y luego tape la sonda para que no penetre aire.
Fije el cabo suelto de la sonda gástrica a la ropa del paciente para impedir que salga del estómago.
Haga la correspondiente higiene de la boca y nariz al enfermo, para evitar posibles irritaciones o formación de costras.
El paciente sentado deberá permanecer en esa posición aproximadamente 1 h después de alimentarlo por sonda. Se evitará así que vomite o tenga aspiraciones. Si está acostado hay que colocarlo en decúbito lateral.
Debe registrarse la cantidad de alimento y de agua que se le ha administrado.
Cuidados especiales en pacientes intubados
Una vez colocada la sonda nasogástrica, es necesario dispensar al paciente una serie de cuidados que mantengan en buenas condiciones la vía abierta a la cavidad gástrica. Esta vía se usa con fines terapéuticos, diagnósticos y nutricionales.
Hay que evitar las maniobras violentas que puedan provocar hemorragias nasales.
Es necesario mantener la sonda fijada con esparadrapo antialérgico sin taponar los orificios nasales. Debe cambiarse periódicamente el punto de fijación de la sonda a la piel.
La sonda no debe quedar tirante para evitar posibles úlceras por presión del ala de la nariz.
Al empezar a administrar la dieta en perfusión continua debe hacerse muy lentamente, a un ritmo de unos 30 ml/h y a una concentración del 50% sobre lo previsto para después. Si en las primeras 12 horas el paciente no presenta complicaciones se debe aumentar el ritmo de nutrición enteral administrado hasta alcanzar el deseado que permita realizar el aporte necesario en 24 horas.
La concentración debe aumentarse ya al 100% de lo previsto, teniendo presente que no debe hacerse simultáneamente con el aumento de ritmo de administración.
La dieta preparada, si no se administra en ese momento, debe guardarse en el refrigerador y en su etiqueta deben figurar los datos de filiación del paciente, composición, fecha y hora de preparación.
El equipo de infusión debe cambiarse cada 24 horas.
Hay que observar la aparición de posibles signos de intolerancia a la dieta que se está administrando.
Vigilar constantes vitales, ritmo de evacuaciones (diuresis, heces), grado de hidratación, etc.
Aunque el paciente no utilice la vía oral para su alimentación, debe mantenerse la higiene adecuada de la misma